sábado, 7 de abril de 2012

Cosas de rogues

Después de varios intentos llegué hasta la maldita Nalice, la verdad es que pensé que me costaría mucho más acabar con ella, pero una vez ves que ataques tiene... y sabiéndo que usar para contrarestar... estaba muerta solo con la mirada, jaajajaja.


Y no quiero dejar de decir que sus secuaces tienen los sentidos más agudos que ella, pues no habré comido detrás suyo y ni se ha enterado..... jajaja.. en fin, ahora toca seguir recolectando.

viernes, 27 de enero de 2012

Presentaciones

Hasta el momento no me puesto a hacer las presentaciones de los personajes por vagancia XD




Kodanda | Rogue combat
Punto de unión del resto de personajes.


Margoz | DK Unholy
Pescador e ingeniero. ¿quieres una meca-jarly?

  

Kokoronai | Mage Arcane/ Frost
El "pequeño" del grupo.


 Gulnar | Druid Restoration
Sombra de un gato.. o de un oso, pero con la calma.


Elvirah | DK Unholy
Una vieja amiga de Margoz.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Todos tenemos sentimientos

Por el cielo ya oscurecido de Azeroth va Kokoronai sobre su Raya, en busca de un de sus rincones de tranquilidad, los lugares que comparte con Kodanda para estar a solas. Pero para su sorpresa hay alguien allí, y esa figura le sonaba mucho, si, era Koda. No sabía si bajar o irse a otro sitio, pero vio que le saludaba y decidió bajar.



- Hola koko, ¿qué haces por aquí?
- Bueno, nada en especial... solo quería aislarme.- inevitablemente Koko se queda mirando al horizonte sin ver nada, sumido en sus pensamientos.
- A ti te pasa algo. Ven vamos a sentarnos. Si no quieres contármelo, no pasa nada, pero siéntate conmigo.
Los dos se sientan en una roca, uno al lado del otro. Pero Kokoronai no parece que vaya a dar mucha conversación, así que Koda es quien toma la iniciativa.

- ¿Sabes que Margoz se esta haciendo muy fuerte? Pero no quiere ayuda. Es más, te contaré algo que solo él y yo sabemos. Nos hicimos una promesa.- Koko empezó a tener interés por lo que le estaba contando.- Hace mucho tiempo que no nos vemos, y no nos veremos hasta que él este preparado, es decir, cuando crea que es lo suficientemente fuerte. - a Koda se le escapa una risita.- Éste Margoz... orco tenía que ser, jeje..

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
- Nada. Pero como tu no contabas nada lo he hecho yo. Al menos veo que te has interesado por algo. Hace días que te veo como un alma en pena. ¿qué te pasa?
- Pues.... que no se que le pasa a todo el mundo que no paran de meterse conmigo sin venir a cuento... Solo les falta pisotearme. Odio este sentimiento. Y encima me siento utilizado. Encima que les ayudo no tienen en cuenta mis sentimientos. Que se aun mago del hielo no quiere decir que mi corazón también lo sea. - Empiezan a caerle lágrimas por las mejillas - No tengo donde ir, en mi estado no puedo volver a Karazhan porque podría ser un peligro. Nadie me entiende, ni lo intentan...

Koda está sorprendida, nunca habría imaginado que "el Gran Kokoronai" pudiese derrumbarse, y menos delante de alguien. El instinto de Koda fue darle un abrazo, sin saber cual sería su reacción le pasó los brazos alrededor mientras él estaba agachado hacia sus rodillas, no se movió. No dijo nada. Solo lloraba luchando contra sus sentimientos.
Estuvieron así un rato, hasta que se calmó un poco, entonces Koda retomó la conversación.

- Koko, en parte es normal su reacción, aunque quizás desmedida y fuera del momento... eso no te lo niego. Pero has de tener en cuenta que tu forma de ser es muy diferente a la de los demás. Por eso a veces somos duros contigo, para que te suavices. Porque a veces sin darnos cuenta hacemos daño a los demás, aunque no sea nuestra intención.

- ¿Cómo lo de llamar orco a Záck?
- Por ejemplo.
- Bueno, ya me he acostumbrado a su disfraz, jeje
- Koko... 
- Era broma... Pues no le llamaré orco, pero no será tan divertido. Bueno supongo que será mejor que vaya solo una temporada. - se levanta, ya un poco más animado, el cielo empieza a clarear, un nuevo día se acerca. Koda también se levanta.

- Koko, ven aquí. - éste se gira y se encuentra con un abrazo de Koda, después de unos segundos de sorpresa, se lo devuelve.- Has crecido mucho, ya eres un hombre, y no  puedo cuidar de ti como antes, así que no hagas muchas tonterías. Aunque te cueste creerlo, hay gente que se preocupa por ti. Y sabes de quienes te hablo. No nos olvides.

- No lo haré. Gracias..por todo.

Kokoronai hizo un desayuno mágico, que tomaron mientras contemplaban la salida del sol. Charquito y el Girasol estaban durmiendo plácidamente, hasta que la luz os fue despertando con su calidez. Cuando estuvieron bien despiertos y ya correteando, Koko y Koda se despidieron.
Koda se quedó un rato más, observó como  se montaba en su Raya y justo antes de partir se giró y le dijo:
- No te preocupes por lo que me has contado, no se lo diré a nadie.
- No me preocupa.- y le sonrió mientras le decía adiós con la mano.



Al poco rato Kodanda se quedó dormida. No era precisamente el mejor sitio para dormir... nunca se sabe cuando te puede sorprender el enemigo, pero no aguantó más y cayó en el sueño. La suerte quiso que tuviese un guardián secreto que la vigiló mientras dormía. Pero contra los sueños no se puede proteger a nadie, y Koda parecía estar teniendo uno un tanto movido. Hablaba en sueños, decía palabras en su idioma, pero entre esas palabras el guardián pudo entender un nombre, Margoz.


martes, 29 de noviembre de 2011

Caminos que se cruzan || Margoz II


Todo iba bien...

... hasta que llegó la plaga del Rey Exánime. Nadie pudo salvarse de su maldito ejército y lo peor de todo es que muchos de los que se enfrentaban acababan en el bando enemigo, lo que hacía más difícil psicológicamente, luchar contra la imagen de los seres queridos.
A raíz de estas circunstancias las razas de la Horda que no se soportaban mucho se unieron como hermanos con el fin de combatir el mal que amenazaba con acabar con cada una de las razas. Me hice amigo de una elfa de sangre, madre de un pequeño elfo. Su marido se encargaba de preparar a los que aun no habían cogido  un arma en su vida y al mismo tiempo cuidaba del pequeño, mientras ella luchaba por los suyos. Cada uno de los miembros de la Horda tenía un papel que desempeñar y al ver que mi nueva compañera asumía su papel a pesar de las nefastas consecuencias que podían haber, me llené de valor y acepté el hecho de que tenía que luchar por defender a los que no podían hacerlo. 

Iba pasando el tiempo y la lucha seguía y seguía, parecía que nunca iba a terminar, que los enviados del otro mundo no se agotaban. Elvirah mandaba correspondencia a casa para informar y saber como estaban ellos. En los ratos de descanso siempre hablaba de su pequeño hijo, tan solo tenía dos años, pero sentía un gran potencial en su interior, algo que solo los iniciados en la magia como Elvira, una de las magas de la orden, podían percibir. 

Una noche estando de guardia llegó la inevitable desgracia. Del profundo silencio de la oscuridad aparecieron como de la nada una horda de "levantados", así los llamaban, que no nos dejaron ni el menor suspiro para dar la alarma. Esa noche muchos de los nuestros cayeron en manos del enemigo, dando más volumen a su detestable ejército. Y nosotros fuimos los primeros en caer, la primera linea de defensa. Lo dimos todo, pero fue inútil. Recuerdo que en el último signo de vida que le quedaba a Elvirah lanzó una señal luminosa al aire, una señal de que habíamos sido atacados. Eso es lo último que recuerdo. El resto es un montón de formas borrosas y lagunas en la memoria. Pero lo que nunca podré olvidar es el frío que invadió mi cuerpo y que no me abandonaba por mucho que me arrimara a la hoguera, cosa que hacíamos muchos de nosotros inconscientemente, entre ellos una elfa a la cual tenía un aprecio que no entendía. Eso y luchas interminables es lo que recuerdo. 

Me movía por una extraña sensación de que tenía que hacer eso, pero aunque una parte de mi ser se negaba mi cuerpo no respondía a mis deseos, iba por libre, y tenía una lucha constante entre lo más profundo de mi mente y una parte oscura que no era capaz de dominar. Pero tras estar mucho tiempo bajo ese control pasó algo, alguien nos liberó, rompió las cadenas que nos ataban en mente y cuerpo y nos devolvió la libertad de elegir. Elegir si queríamos seguir viviendo como levantados o dejar este mundo. Eramos millares, de todas las razas, de ambos bandos, Alianza y Horda. Entre la multitud vi a Elvirah, ya podía acordarme de su nombre. Fui hacia ella, estaba en estado de shock, a nuestro alrededor empezaron a caer algunos, otros volviendo a sus antiguos odios empezaron una batalla contra los "enemigos". La agarré por el brazo y la saqué de allí antes de que nos enganchasen a nosotros también. Por suerte aun disponíamos de monturas fuertes y veloces. Nos alejamos de allí, por suerte estaban todos ocupados, unos luchando y otros luchando por salir con vida de allí.

Una vez estuvimos a salvo, la bajé del caballo y la senté en una roca, yo me senté frente a ella, aun estaba en shock. Hasta que pronuncie su nombre, de repente empezó a llorar y perdió toda la fuerza que la había mantenido en pie. Estuvimos dos horas en aquel rincón apartado, abrazados, hasta que se quedó dormida de cansancio. Nunca había visto llorar tanto a ningún ser. No intercambiamos ni una palabra. La dejé dormir,mientras yo hacía guardia. Al cabo de 6 horas despertó como si algo la hubiese sobresaltado, aunque el más asustado fui yo. Vaya susto me dio... Cuando recordó lo que había sucedido me dio las gracias. Pero seguía sollozando sin parar.

- Elvirah, tranquilízate, ya ha pasado. Ahora puedes volver con tu hijo y Alenjon, deberías estar contenta.

- No, no puedo volver. Mírame. No puedo volver así. - por mucho que se secase la cara no conseguía quitarse las lágrimas.

- Volveremos juntos, no voy a dejarte sola en esto, somos compañeros. Volveremos juntos y te reencontrarás con tu familia. La Elvirah que veo ahora no es la que conocí. Que lo daba todo por ellos, y que haría cualquier cosa por volver a estar a su lado. 


Elvirah se lo quedó mirando, las lágrimas dejaron de caer y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Despacio se levantó, se sacudió la capa y se acercó a mi. Y sin darme cuenta la tenía colgada del cuello y dándome las gracias. Una elfa dando las gracias a un orco. Eso me llegó al corazón, había conseguido que una raza que no tenía mucho aprecio por los orcos, ahora estuviera abrazando a uno. Quizás mi mundo ideal no sea tan imposible de conseguir. 

Por fin en Orgrimar...

Continuará...

jueves, 10 de noviembre de 2011

Un duro camino || Margoz I


En Las tierras de Hyjal es donde se encuentra actualmente Margoz, un orco caballero oscuro al cual ciertas circunstancias le han llevado a empuñar las armas contra quienes a sus ojos son iguales. Los orcos siempre se han caracterizado por su furia y fortaleza en el campo de batalla, pero también tienen un alto sentido espiritual que les permite alcanzar conexiones con otras esferas, un buen ejemplo es Thrall. El orco chamán que Margoz admiraba, admira y admirará, es un ejemplo a seguir para él y para mucho otros. 

Cuando aun era un chaval se vio envuelto en una situación que cambió su vida de forma radical, su pueblo fue destruido por los humanos. Éstos empezaron a aparecer por todas partes, Margoz no entendía que estaba sucediendo hasta que uno de sus compañeros de juego cayó de golpe inerte frente a él, sobre un charco de sangre. Cuando alzó la vista vio como una figura maldecía su existencia con una espada ensangrentada entre sus manos enguantados, en milésimas de segundo se dio cuenta de que él también estaría en cuestión de segundos tendido en el suelo como su amigo. Pero un rayo evitó que la amenazante figura acabase con su vida. Entonces una fuerte mano lo agarró del brazo y lo arrastró fuera del lo que se había convertido en un campo de batalla.

Hasta que no acabó el ataque se mantuvieron al margen, observando desde su escondite la barbarie que se estaba cometiendo en el pueblo. Evidentemente los guerreros orcos salieron en defensa de los aldeanos indefensos, fue una batalla que Margoz nunca olvidaría.

Pasadas unas 5 horas el ambiente se calmó, ya no se oía el fragor de la batalla y los guerreros estaban atendiendo a los heridos. Fue entonces cuando realmente vio a su salvador. Era Thall. Por aquella época era demasiado joven para entrar en batalla, tanto por orden de su padre como por los ideales que por aquel entonces ya tenía muy claros. 





- ¿Eres Thrall verdad?
- Si, no se cual es tu nombre, pero deberías empezar a empuñar un arma o elegir el camino de los espíritus. Lo que acabas de ver hoy es solo el principio de lo que se avecina. Eso decía mi padre, y ahora me lo creo. 

-Me llamo Margoz, pero no quiero empuñar un arma, no me gusta luchar. ¡No me gusta la guerra!
- ¿Si tuvieras algo que proteger tampoco empuñarías un arma?
Margoz se queda pensando... - Supongo que si..

- Entonces práctica para poder protegerlo. O no durarás mucho. Vamos a ayudar con los heridos. Piensa que no tenemos muchas opciones, hasta yo me veo obligado a luchar.

Lo último que recuerda de ese día es un montón de orcos heridos, unos pocos muertos y una pesadumbre sobre sus hombros. Aquella imagen le generó una rabia que se guarda para cuando realmente la necesita, que es en batalla. Y una imagen que guarda en su memoria como el fin de ese día, es a todos los orcos guerreros y no guerreros que formaron parte de esa batalla con el fin de defender lo que les pertenecía y querían. Grandes orcos con grandes corazones, ilusiones y vidas que proteger.

Desde entonces fue practicando, sin poner mucho interés a excepción de momentos en los que recordaba o cuando el recuero volvía en forma de sueño a atormentarle y salía en plena noche a desahogarse.
Probó de entrar en el grupo de los chamanes, ya que era algo más espiritual que los guerreros, pero no superó las pruebas. Y se veía incapaz de volver a ver como amputaban miembros para evitar la muerte del herido. Así que siguió con la formación como guerrero. Lo único que le gustaba era que podía usar un hacha como arma, y se ocupaba el tiempo haciendo de leñador, esa fue la manera que tenía Margoz de entrenarse. Y para evadirse de esos pensamientos  que le hundían en un pozo negro, iba de pesca con su padre y su abuelo. Paulatinamente empezó a pasar más tiempo pescando que cortando leña. Convirtiéndose en el pescador del pueblo.

Pescando era feliz, y a veces enseñaba a los pequeños como tenían que poner el anzuelo, lanzar la caña y más de una vez tubo que hacerles cañas improvisadas porque las primeras iban al agua. Eran momentos muy felices, en los que todos reían juntos. 

sábado, 15 de octubre de 2011

Tempest Keep




Que vishtas... - suspira y al no obtener respuesta se gira y solo ve a su lado a Lito.- Ya tamo'h otra ve'h... Honde s'ha metiho ahora, ete Kénzo...- Se gira con la parsimonia que le caracteriza y empieza a deshacer el camino. Todo está en calma, demasiado tranquilo y eso inquieta a Gulnar que mira a Lito, y éste le devuelve la mirada como diciendo " pues no se" y mira hacia los lados.
"aveh...rehpira hondo Gulnar.. y centrate." De repente siente algo. -Ahá.. ya se poh honde anda ese gato chiflado, vamoh Lito. 


Y con paso "ligero" se dirige hacia el interior de Tempest Keep (Castillo de la Tempestad), y efectivamente a la mitad de la estrada esta Kénzo a punto de ser reducido a pedazos de gato. En un acto-reflejo le hecha una cura de mantenimiento y un gorda de salvación.
- ¡PERO CURAMEHH!!- le grita Kénzo en cuanto nota que está detrás. Lito esta de los nervios, dando saltos alrededor de Gulnar. 
- EH LO QUE TOY HACIENDOH!!! Poqueh no puedoh, sino te remataríah yo mihmo.- mira a Lito y le dice - tranquiloh... etah todoh controlaoh.- y sonríe.

Clica encima de Lito


Cuando por fin acaba la tormenta de zarpazos Kénzo se gira y se sienta, mirando a Gulnar. Éste le hace explotar la flor y le dice:
- ¿Cómo te sienteh? Gato suicidah...
- Como un nueevo troll. 
- Ya te valeh, la próximah veh te dejo morih. Siemprhe maceh lo mihmo, te vah y tengoh que ir detráh tuyo a salvarte el culoh.- Gulnar hace un gesto de negación bajando la cabeza y se pone de cuclillas. Y sin más deja caer un rayo por la espalda de Kénzo, que se le ponen todos los pelos de punta y los ojos abiertos como platos.- Veh a jugar un ratoh gatitoh.- Y cuando Kénzo se gira ve que se acercan a toda prisa cuatro guardias.
- Serás....
- Jajajajaja... hay hay hay... que me pegan!! Quitamelohhh!! 

Kénzo va soltando zarpazos a diestro y siniestro mientras Gulnar va lanzando flores curativas y paseando alrededor de la pelea junto con Lito que vive en su mundo feliz. Kénzo se tranforma en gato salvaje cada vez que entra en combate, casi se podría decir que es incontrolable. Se sube a la espalda de uno de los guardias y le clava sus fauces en el cuello, acción que lo deja fuera de combate. Otro de los guardias intenta lanzarle un hechizo, pelo lo ve a tiempo y le pega un zarpazo en el pecho. Lo deja en shock por unos segundos, lo suficiente para encargarse de los otros dos haciendo su ataque especial en el que golpea a todos los contrincantes que tiene alrededor (por eso es casi incontrolable). De repente empieza a ver un montón de rayos, los reconoce y los ignora, es Gulnar, que se aburre.... Esto los debilita y ayuda a que de un ataque final caigan uno a uno los guardias.

Como de costumbre, Kénzo se sienta y empieza a lamerse las heridas. 
- Siempreh hacehs lo mihmo...
- Tomah una florh, jeje. 
- Poh cietoh,- Gulnar lanza la patita en un acto-reflejo al oír esa frase, Kénzo se ríe y continua - ¿Cómoh me ha encontraoh? Pensabah que taba mirando lah nubeh. 
- Sih, esoh haciah, hasta que me dao cuenta que tabamoh solo Lito y yoh....- Va haciendo gestos con las manos- La vedah, no teniah ni ideah de onde te habiah metio etah veh. Soloh me concentraho y te encontraho. Como buen druida... gatito maloh. 

Ambos se echan a reír a carcajada, se tiran así un rato, contandose tonterías varias el uno al otro hasta que Kénzo dice que está hambrieto. Entonces deciden ir al pueblo más cercano a comer algo, como el plato por excelencia de la zona, sopa de lahgarto'h. Así es como salen después de una prueba un tanto desordenada de "visitar" Tempest Keep.